sábado, 25 de mayo de 2013

Y puede que al final todo haya sido poco menos que una fantasía creada por una mente fuera de lo común, pese a que no sé aún si ello es bueno o malo. Quizá al final sólo era eso... un sueño, una ilusión, algo que jamás tuvo intenciones de materializarse, pese a que habría dado todo mi mundo por conseguir que se hiciera realidad. Tal vez es momento de avanzar, de dejar los sueños imposibles de lado, de golpearme contra el muro de la realidad y despedir con una última lágrima aquellos pocos rayos de luz colorida que le proporcionaban interés visual a mi ser. No tengo por qué deshacerme de ellos por completo, pero sí he de aprender a distinguir entre "posible" y "falso", porque hasta lo imposible puede hacerse real.

Más allá de eso, confieso que me duele, que se siente peor que ser desgarrada desde dentro y despojada hasta del corazón. No lo sé, quizá mi tontería llegó demasiado lejos. La verdad es que no quiero pensar que se ha acabado, me niego, pero prefiero darle fin ahora que puedo que acarrear conmigo esta angustia, esta incertidumbre, este dolor, esta desazón, este pesar, esta decepción cuando encuentro que todos los caminos que pruebo llevan a nada, a un callejón sin salida.

Mi mente dice "para", mi corazón susurra "lucha". ¿Yo?, estoy entre la espada y la pared, inclinándome cada vez más hacia la espada... y duele.

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